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Las mentiras del feminismo

El director de Es la noche de César ha editorializado sobre el victimismo del feminismo liderado por Bibiana Aído. 

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Editorial de César. Las mentiras del feminismo Es la Noche

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Cuenta la Historia que Agripina –que disfrutaba de la condición de ser nuera del emperador Tiberio– tenía un carácter verdaderamente insoportable. Así, de manera continua, se estaba quejando al emperador, sin la menor razón en la mayoría de los casos. En sus protestas, Agripina daba muestra de una destemplanza absoluta, de una intolerable falta de educación, de un egoísmo incomparable y de una insolencia sin parangón. Harto de su intolerable comportamiento, el emperador Tiberio la cogió un día por el brazo y le dijo: "Hija mía, si no oprimes, te crees oprimida". Con aquellas breves palabras, Tiberio descubría de raíz el verdadero carácter de su nuera. Se trataba de una persona que necesitaba explotar el victimismo, quejarse de manera continuada y, de paso, hacer la vida imposible a los demás. En suma, exigía oprimir a los otros y cuando no lo conseguía, sentía que ella era la oprimida.

En las últimas horas hemos tenido noticias de cómo algunos de los datos esgrimidos por Bibiana Aído sobre la discriminación salarial de las mujeres son totalmente falsos. Sin intención de agotar el tema, los hechos son los siguientes:

1. Según Bibiana Aído, en España las mujeres ganan un 16% menos que los hombres.

2. El dato dado por la ministra de igualdad es desmentido rotundamente por las propias inspecciones de Trabajo e Igualdad.

3. Es lógico que la afirmación de Bibiana Aído no se corresponda con la realidad ya que si las mujeres cobrasen menos por hacer exactamente lo mismo, entonces los empresarios sólo contratarían mujeres porque obtendrían el mismo producto y beneficio con un coste mucho menor.

4. La falacia de la señorita Aído se ha sustentado en gravísimos errores metodológicos como, por ejemplo, examinar lo que cobran mujeres y hombres en puestos directivos sin tener en cuenta su edad, horas trabajadas o tiempo en la empresa.

5. De manera semejante, algunos análisis simplemente suman salarios de todos los hombres y los dividen por su número total y luego hacen lo mismo con los de las mujeres, como si una cuenta tan primaria pudiera ofrecer algún dato útil.

6. Es el propio Ministerio de Igualdad el que se encarga de rebatir a su ministra en el anexo del informe y lo hace sin recurrir a estadísticas, simplemente, con los datos reales. De esta manera, en la parte final del estudio se incluyen los resultados de la Campaña 2009 de la Inspección de Trabajo sobre Discriminación Laboral.

7. Así, de las 241 empresas analizadas, sólo en 12, menos del 5%, "se observa discriminación salarial".

8. Si tomamos a los trabajadores, de los 46.239 estudiados, sólo se discrimina a 590 (el 1%), pero no deja de ser significativo que de esos 590, 245 sean hombres.

9. De hecho, el año pasado, según este mismo informe, sólo hubo 7 "infracciones por discriminación salarial", según los datos oficiales del Ministerio.

10. Este último dato incluso debería ser examinado porque habría que ver qué creen los inspectores de Trabajo que es "discriminación salarial", ya que es probable que ni siquiera en esta docena de compañías se trate peor a las empleadas que a los empleados.

11. Incluso aceptando los caprichosos criterios de esta inspección, el 95% de las empresas españolas no discriminan. Y si como mínimo 19 de cada 20 empresas pagan lo mismo por el mismo trabajo, entonces se hace difícil imaginar cómo puede ser que se diga que las mujeres cobran por término medio el 16% menos que los hombres y

12. Ante estos datos hay que llegar a la conclusión de que o la casualidad ha hecho que se inspeccionen las únicas compañías de España que no discriminan –algo imposible porque 46.000 trabajadores es una cantidad muy importante para un muestreo de este tipo– o lo dicho en el resto del informe y en la rueda de prensa de Aído es falso incluida la afirmación de que las mujeres cobran una media del 16% de salario menos que los hombres.

El feminismo ha conseguido convertirse en los últimos años en una de las ideologías más sectarias, falaces, estúpidas, rancias y opresoras del mundo contemporáneo. No sólo es que parte de presupuestos falsos que son desmentidos de arriba abajo cada vez que se analizan los datos reales, sino que además ha impulsado medidas discriminatorias que quiebran el principio esencial de igualdad ante la ley y ha dado cobijo a auténticas nulidades en puestos de responsabilidad.

Proclamando situaciones que son falsas se intenta simplemente dar capa de justicia a lo que es radicalmente injusto y defender inconfesables intereses particulares. En ese sentido, el descubrimiento de la inexistencia de discriminación salarial entre hombres y mujeres en España no es sino un ejemplo más.

Por desgracia, los personajes como Bibiana Aído – cuyo novio vive también de la teta de la administración sin que sepamos exactamente qué hace para ganarse el sueldo que sale de nuestros bolsillos – recuerdan enormemente a Agripina, la nuera de Tiberio. No les basta con disponer de un puesto de una relevancia que, seguramente, no merecen. Por añadidura, han de explotar un victimismo que no se sustenta en la realidad y que sólo les sirve de excusa para oprimir a los demás. Es más si no oprimen a otros, son ellas las que se sienten oprimidas.

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