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Las diez razones de César Vidal para no comprar los bonos de Montilla

En su editorial de este jueves, César Vidal analiza la catastrófe económica en Cataluña y nos da diez razones para no comprar los bonos "patrióticos" de la Generalidad,

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Editorial de César Vidal: Cataluña es la C.A. más insolvente de España Es la Noche

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Cuenta la Historia que en el año 470 a. de C., el dramaturgo griego Esquilo escribió una tragedia titulada Los persas. En sus versos, Esquilo no sólo pretendía recordar la amenaza contra la libertad que había significado la agresión persa de veinte años atrás. El trágico además pretendía llevar a cabo una reflexión sobre la manera en que la soberbia lleva a la desgracia a los pueblos y sobre el compromiso necesario que debe adoptar una sociedad para evitar la amenaza del despotismo. Precisamente al señalar la manera en que los persas habían perdido la razón y se habían lanzado a agredir a los griegos, Esquilo realizaba la siguiente afirmación: "la insolencia, una vez que florece, da su fruto, una medida enorme de destrucción, de la que se recoge una cosecha repleta de lágrimas". Los pasos hacia el desastre señalados por Esquilo no podían resultar más evidentes. En primer lugar, aparece la insolencia que pretende someter a otros a sus deseos egoístas e insolidarios; acto seguido, se produce un proceso de destrucción de lo bueno y, al fin y a la postre, los soberbios acaban recogiendo una amarga cosecha repleta de llanto.

En las últimas horas, hemos tenido nuevas noticias sobre la situación catastrófica que atraviesa Cataluña. Sin intención de agotar el tema, los hechos son los siguientes:

  • 1. Cataluña es la comunidad autonómica menos solvente de España, según el listado regional elaborado por la agencia de calificación Moody´s.
  • 2. Esta situación coincide con la emisión de bonos a particulares por parte de la Generalidad que preside el bachiller José Montilla.
  • 3. En este sentido, desde Gurusblog se aportan hasta más de 10 razones para no comprar los bonos "patrióticos" de Montilla.
  • 4. En primer lugar, el gobierno nacional-socialista tiene la caja vacía. Sólo a modo de ejemplo, hace tan sólo unos días la Generalidad tuvo que aplazar el pago a las farmacias 24 días y en junio tuvo que aplazar 15 días el pago de 440 millones de euros a las entidades sanitarias que funcionan en régimen de consorcio por una situación de "tensión temporal" de tesorería.
  • 5. En segundo lugar, nadie quiere financiar a la Generalidad. De hecho, la Generalidad no ha conseguido colocar ni una sola emisión desde marzo por la creciente desconfianza de los mercados, acelerada por los informes negativos de las tres grandes agencias de calificación de riesgos, que han rebajado la nota de la deuda de Cataluña, muy por debajo de la de la deuda española. Ante esta situación, la Generalidad se encontró con la necesidad de financiar 5.000 millones de euros, y realizó diferentes intentos, con escaso o nulo éxito.
  • 6. En tercer lugar, la emisión de deuda catalana carece de garantía estatal. Los bonos que emite la Generalidad sólo cuentan con la garantía de los ingresos y capacidad de pago que ella pueda asumir, en ningún caso con la garantía del Estado.
  • 7. En cuarto lugar, el particular asume un riesgo excesivo no explicado. 
  • 8. En quinto lugar, el tipo de interés que paga el gobierno catalán es bajo ya que el inversor debería cobrar por el riesgo asumido. Parece muy cuestionable que mientras el particular soporta el 100% del riesgo sólo cobre un 60% del mismo.
  • 9. En sexto lugar, los costes y comisiones pueden mermar extraordinariamente la rentabilidad ya que, como especifica la misma Generalidad en su emisión, "esta rentabilidad no incluye las comisiones de gestión y de custodia de valores de la entidad intermediaria".
  • 10. En séptimo lugar, el gobierno catalán sufre una extrema falta de liquidez. A diferencia de la mayoría de depósitos, que pueden ser cancelados en cualquier momento de la vida del producto, recuperando el importe principal depositado y sólo perdiendo gran parte de los intereses generados, este bono de la Generalidad NO es cancelable durante la vida del mismo.
  • 11. En octavo lugar, ni el Banco de Santander ni BBVA han invertido un euro en la deuda catalana lo que pone en cuestión esta emisión pues, a priori, debería interesarles y, sin embargo, ellos mismos se han excluido.
  • 12. En noveno lugar, la Generalidad necesita emitir más deuda. Después de esta macrofinanciación a través de bonos, la Generalidad tendrá aún que emitir entre 500 y 1.000 millones más antes de que concluya el año para cubrir sus necesidades de liquidez.
  • 13. En décimo lugar, el "seny" catalán del que habla la propaganda de la deuda se reduce a un Gobierno sin "seny". De hecho, Montilla prometía hace apenas unos días un salario-regalo de 633 euros mensuales para los ni-ni -menores de 25 años que ni estudian ni trabajan-. El coste de esta medida ascendería a 1.300 millones de euros y
  • 14. De manera bien significativa, ninguno de los políticos catalanes ha suscrito un solo bono de la deuda.

Hace décadas, Cataluña era el alumno aventajado en una clase atrasada que se llamaba España. Considerada la región más próspera de la nación, cualquiera hubiera aventurado que su destino sólo podía ser rutilante. La llegada al poder del nacionalismo catalán cambió sin embargo todo de manera dramática. En el curso de treinta años, la especial soberbia del nacionalismo catalán ha conseguido que Cataluña pase a ser uno de los alumnos más torpes y atrasados de una clase que ha avanzado. Se ha convertido en la cuarta CCAA y, por añadidura, en términos de solvencia es la última por detrás de Andalucía, Asturias, Extremadura e incluso Ceuta y Melilla.

Quizá el nacionalismo catalán se sienta satisfecho porque está inmerso en lo que denomina la "construcción nacional". La realidad es que ha arruinado a una región próspera de España convirtiéndola en una verdadera calamidad cuya deuda pública no sirve ni siquiera como papel higiénico. No sólo eso. Es mucho más peligrosa para un inversor que un activo tóxico.

Al final, se ha cumplido la máxima moral que señaló hace siglos. A la soberbia ha seguido la destrucción y a la destrucción sólo pueden seguirle la amargura de las lágrimas.

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