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"Carlos III quería unir Madrid al mar"

César Vidal cuenta cómo Sanjurjo pasó de ser un valedor de la II República a uno de los que se alzó y Alcalde sobre el proyecto de unir Madrid al mar.

Mongomer dijo el día 28 de Febrero de 2012 a las 10:57:

Y por último y ya termino: (como se puede ver las cosas no son tan simples, es decir hugonotes buenos, católicos malos.)

(Cont.5)
Con diversas alternativas continuaron las guerras civiles. En 1580, Francisco de Anjou, católico político, hermano y heredero de Enrique III al no tener este hijos, planeó una ofensiva conjunta de las potencias protestantes y los turcos en el Atlántico, el Mediterráneo y Flandes, para hundir de una vez a España. Ello pareció excesivo al rey, que hizo detener al agente hugonote enviado a Turquía. Pero continuó el plan europeo mediante el ya visto ataque por las Azores y, meses después, en febrero de 1583, por Amberes, en poder calvinista y en la retaguardia hispana. Sin declaración de guerra, doce mil hugonotes fueron llevados a la ciudad por la armada inglesa; pero allí Isabel, vacilante, retiró los barcos y, por causas no claras, los franceses fueron mal acogidos. Y mientras esperaban barcos que los retirasen, la población de Amberes realizó una nueva matanza de San Bartolomé contra sus presuntos libertadores, lo que determinó la renuncia de Anjou a la soberanía holandesa ofrecida por el de Orange. (Hay otros relatos de este confuso hecho, en todo caso una catástrofe para los franceses políticos y para los hugonotes. Al año siguiente sitiaría Farnesio la ciudad).

En fin, creo que Felipe II cumplió con su obligación. Lo absurdo, aunque así lo hubieran querido los protestantes, era dejar a éstos imponer en Francia su ley, política y religión.

Señor Vidal, por mucho que se empeñe en compararlos Felipe II no es ZaPatero.

Mongomer dijo el día 28 de Febrero de 2012 a las 10:36:

(CONT.3) En busca de conciliación, Catalina propuso casar a su hija católica (y ligera de cascos) Margarita con el calvinista Enrique de Borbón, mientras Carlos IX, ya capaz de reinar, rechazaba participar en la campaña de Lepanto y decidía intervenir en Flandes de acuerdo con Coligny, a quien se otorgó una rica abadía que convertía al hugonote en pensionado de la Iglesia. Francia se hallaba casi exangüe, pero Coligny calculaba que el ataque a España le daría más poder y, para financiarlo, pidió una provocadora expropiación de la Iglesia. Los tercios aniquilaron la expedición francesa y Carlos IX pidió a los españoles que ejecutasen como piratas a los prisioneros, idos allí en cumplimiento de sus órdenes. Alba, indignado, los devolvió a Francia, donde Carlos se encargó de exterminarlos.

En agosto de 1572 se celebró en la muy católica París la boda de Enrique y Margarita. Coligny introdujo tropas adictas en la ciudad y creyó que esta “pronto” sería suya, como proclamó con arrogancia. Pero el 22 de agosto sufrió un atentado que le hirió de poca gravedad. La acción procedió de la acosada Catalina de Médicis y del duque de Anjou, futuro rey Enrique III, y remitía a una situación en que volvía a ser inminente una “conjura de Amboise” o una “sorpresa de Meaux”. Catalina convenció al rey para prevenir el golpe protestante mediante una represión general contra los hugonotes, y de ahí, el 24 de agosto, la Noche de San Bartolomé en París, seguida en otras ciudades, con muerte de, quizá, hasta diez mil protestantes. Coligny fue asesinado en venganza por el anterior asesinato de Francisco de Guisa. Con todo, bastantes jefes hugonotes fueron perdonados, y el clero evitó brutalidades aún mayores.

Mongomer dijo el día 28 de Febrero de 2012 a las 10:25:

Coligny, vencido en San Quintín, había ofrecido entregar Calais y Le Havre a Inglaterra, en pago por su ayuda.

El 28 de septiembre de 1567, con Flandes al borde de la primera rebelión, y quizá en relación con ella, los hugonotes Coligny y el borbón Luis de Condé, intentaron de nuevo secuestrar al rey, ahora Carlos IX, aún adolescente, y a su madre Catalina de Médicis, que a duras penas escaparon. El episodio pasó a la historia como La sorpresa de Meaux. Volvía la táctica calvinista de ganar el poder para aplicar el principio de que el pueblo debía seguir la religión de su príncipe. Al día siguiente, en Nimes, antes de saber el fracaso de la “sorpresa”, los hugonotes perpetraron una matanza de católicos, al grito de “Matad a los papistas. Por un mundo nuevo”; y ocuparon la ciudad de La Rochela y otras. Catalina retiró las anteriores concesiones a los protestantes y volvió la guerra, en la que los católicos se sentían arteramente agredidos por una minoría sin escrúpulos (los hugonotes no pasarían de un millón, en un país de veinte).

En Jarnac en marzo de 1569, Coligny fue vencido y Condé, principal jefe hugonote, muerto. Sucedió a este Enrique de Borbón, un adolescente, por lo que la dirección efectiva la ejerció su madre Juana de Navarra, calvinista que prohibió el culto católico donde pudo. Curiosamente, Enrique aprendió tarde el francés, pues se educó en una lengua afín a la española, y en un castillo cuyo lema rezaba Lo que ha de ser, no puede faltar, en castellano. Tras la derrota, los hugonotes fortificaron La Rochela y saquearon Tolosa y el suroeste de Francia. Coligny ordenó obrar “por las armas, el fuego, el pillaje y el asesinato”, de lo que sufrieron mucho los franconavarros católicos. Entraron entonces 14.000 calvinistas teutones financiados por Isabel de Inglaterra. Los alemanes arrasaron más de doscientos pueblos del Franco Condado, entonces español, y de igual modo siguieron por Borgoña, saqueando hasta el histórico monasterio de Cluny. En agosto de 1570 alcanzaron un París mal guarnecido y obligaron a Catalina a aceptar cuatro plazas fuertes calvinistas –reforzamiento de un estado dentro del estado-- libertad de culto protestante y un humillante trato de “buenos vecinos, parientes y amigos” a los príncipes extranjeros que habían expoliado y matado a mansalva en el país.

Mongomer dijo el día 28 de Febrero de 2012 a las 10:19:

Los calvinistas franceses o hugonotes formaban una fuerte minoría infiltrada en la nobleza, la administración y la misma Iglesia, un estado dentro del estado. Por su hostilidad a España procuraron la alianza de Francia con los turcos, la rebelión de los moriscos y apoyaron el bandolerismo endémico de Cataluña, subproducto de la opresión señorial. En 1560 urdieron el secuestro del joven rey Francisco II, para apartarlo de la influencia de la casa de Guisa y aniquilar a los consejeros católicos. El complot, auspiciado por Luis Condé, de la casa de Borbón, pro calvinista, fracasó, pero los hugonotes lanzaron en más de veinte ciudades una oleada de destrucción de estatuas, reliquias, custodias y obras de arte sagradas para los católicos, provocando represalias de estos. En 1562, unas prédicas protestantes en tierras del católico Duque de Guisa, en contravención de acuerdos previos, derivaron en un choque con muerte de 23 hugonotes (Masacre de Vassy). El mismo año los calvinistas asesinaron a más de 600 católicos en Montbrison, mientras pedían soldados y dinero a Inglaterra, ofreciendo a cambio la entrega de Calais y Le Havre. Comenzaron así las guerras religiosas francesas, plagadas de matanzas mutuas y nacidas del intento calvinista de ganar el poder para imponer desde él su religión, según el modelo de Ginebra. Las guerras durarían, con intervalos, 36 años, y afianzaron en Felipe II el temor a la herejía, por lo que redobló la vigilancia de la Inquisición y dedicó grandes sumas a defender el catolicismo francés.

Dumont dijo el día 27 de Febrero de 2012 a las 23:51:

Para PIPLASO: en la sierra de Madrid, detrás de la urbanización Molino de la Hoz se encuentra una presa sin usar del sistema proyectado, no era imposible. Se pretendía crear un canal navegable hasta el Guadalquivir aprovechando tramos de ríos existentes y mediante exclusas. Yo creo que si no se realizó fue por razones de política internacional. En pocas palabras D. Carlos III y sucesores no pudieron emplear el oro de las Indias como era el proyecto, lógicamente el desarrollo hubiera ocupado varios reinados, y pensando en lo que ha sido la historia de España, con Trafalgar etc. se comprende el fracaso de las obras.

La presa está en terreno libre y se puede visitar, yo lo he hecho varias veces es un paseito desde la urbanización mencionada.

Para Marodel: estoy de acuerdo en su opinión sobre las barbaridades del Frente Popular. Yo no diría que era anarquismo salvaje. Los anrquistas participaron pero los comunistas y otros grupos también. Yo lo llamaría sólo terror. Sabemos que cuando se desencadena el terror es incontrolable, en Francia acabó con los artífices de la Revolución. En España hubo la suerte de que un levantamiento militar cortó con ello. De no haber ocurrido el levantamiento hubiera sido mucho peor, piénsese en cosas como el secuestro y asesinato del Jefe de la Oposición por parte de la escolta del Ministro de Hacienda o en el intento, casi conseguido, de exterminio de los católicos.

El denostado General Franco, contra quien confieso que me batí en los años finales, fue providencial para España, pues cortó, como pudo, con esas barbaridades, con ese terrorismo generalizado.

Hay muchos ejemplos, pero piénsese en el asesinato de Buenaventura Durruti, a manos de los suyos, por intentar evitar deserciones en la zona de Ciudad Universitaria. Ejemplos hay muchos.

Así, la represión por parte de Artemio Precioso de la supuesta sublevación de Cartagena en los últimos días de la guerra, con fusilamientos indiscriminados de mujeres, ancianos y niños. Artemio Precioso murió de viejo después de la democracia, como un apacible ancianito ecologista y tal......asco. ¿Que me cuentan del Señor de Paracuellos?

PIPLASO dijo el día 27 de Febrero de 2012 a las 19:02:

Ja,ja, ja, ¿y como quería hacerlo? ¿con un cubito y una pala? Por Dios!! vaya gobernantes anormales que ha habido en españa.

Marodel dijo el día 27 de Febrero de 2012 a las 15:33:

Franco también acepto la república. Lo que ya no aceptó, como los demás militares que se sublevaron, fueron las barbaridades que hizo el Frente Popular, que de republicanos no tenían nada; aquello era anarquismo salvaje.