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Ángeles Domínguez: "Nos enfrentamos al nuevo año bastante más ilusionados"

La presidenta de la AAVV11-M ha asegurado en esRadio que el nuevo director de víctimas del Ministerio de Interior ya les ha llamado.

Orates dijo el día 2 de Enero de 2012 a las 20:25:

Junquer,

1.- Los atentados del 11-M no han sido “el mayor atentado de Europa”. Los ha habido peores.

2.- El término “moritos” para referirse a los autores denota racismo y da a entender que el “morito” es incapaz de realizar cualquier acción medianamente compleja que vaya más allá de vender porros o alfombras.

3.- Algunos de los autores y colaboradores en los atentados se dedicaban al tráfico de drogas. De hecho, éste fue la principal fuente de financiación de los atentados que a decir de la Guardia Civil no fueron “caros”.

4.- Traficar con drogas y cometer un atentado terrorista no son acciones incompatibles por más que el Sr. Del Pino insista en que sí lo son.

5.- Los atentados del 11-M no presentan una complejidad especial. Montar una bomba es relativamente sencillo y abandonarla en un vagón lleno de gente más sencillo todavía.

6.- Lo suyo es de record. Es difícil “guanear” tanto en tan pocas líneas.

Saludos

Junguer dijo el día 2 de Enero de 2012 a las 16:31:

Que si Orates que si... que el mayor atentado de Europa lo montaron 4 moritos vendedores de hachís...

Vete al guano.

Orates dijo el día 2 de Enero de 2012 a las 15:17:

Orinoco,

¿Qué justicia? ¿La de PJ Ramírez y Luis del Pino?

El estado ha dado respuesta en la medida de lo posible a esas personas. La justicia humana reglada no es absoluta ni completa, no puede serlo. No hay forma de restituir completamente la pérdida ni el sufrimiento. Tampoco puede ser eterna, más cuando su demora en el tiempo no obedece a razones de justicia sino de revancha política e intereses económicos.

Orinoco dijo el día 2 de Enero de 2012 a las 14:25:

Orates

¿Y qué necesidad hay más importante para las víctimas que la de justicia?

Orates dijo el día 2 de Enero de 2012 a las 10:57:

Las asociaciones deben dedicarse a atender las necesidades de las víctimas, no a perseguir fantasmas inducidos por la frustración política y los interses económicos de algún grupo editorial.