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Las víctimas de Troitiño, indignadas: "¿Por qué la Fiscalía no lo pidió ayer?"

Las víctimas no entienden la actuación del fiscal y éste dice haber recurrido la libertad en cuanto se le informó de la excarcelación.

bost1234 dijo el día 14 de Abril de 2011 a las 18:45:

Ayer el Pais Vasco estaba plagado de pancartas dando la bienvenida a tan asqueroso asesino, y lo digo porque las ví en numerosos pueblos.
Y respecto a por qué el fiscal no intervino el dia anterior para evitar su puesta en libertad, está muy claro: la fiscalía está a las órdenes del gobierno, y éste está en plena negociación con la panda de criminales.

Vicki dijo el día 14 de Abril de 2011 a las 17:34:

Hoy ,Fernando Lázaro en EL MUNDO:

TESTIGO DIRECTO
FERNANDO LÁZARO / Jaén

Asesinato + asesinato= «¡gudari!»
Pese a la prohibición judicial, medio centenar de radicales homenajeó a 'Gatza' a su salida de la cárcel / Un guardia civil pidió a las víctimas que no provocaran
El juez Fernando Grande-Marlaska lo dejó claro la noche del martes: prohibido cualquier homenaje a Gatza. Pese a ello, medio centenar de simpatizantes de ETA se acercó a la prisión de Jaén para darle la bienvenida, para aplaudirle, para vitorearle.

Pasaban las 7.30 horas de la mañana cuando al centro penitenciario de la localidad andaluza llegó un autobús con un grupo de radicales. La Guardia Civil barajaba la llegada de cuatro más. Ikurriñas y pancartas en las que se pedía la libertad de los presos etarras acompañaban al séquito de bienvenida de José María Sagarduy, el terrorista que más años llevaba en prisión. Ayer salió tras cumplir 31 años por, entre otros delitos, los asesinatos de Juan Cruz Hurtado Fernández y José María Arrizabalaga Arcocha.


Sin tener ni un gesto de arrepentimiento, sin haber roto jamás las instrucciones de ETA, Gatza salió a las 9.05 horas de la cárcel de Jaén II. En ese instante, los abertzales comenzaron a corear su nombre de guerra al grito de «¡gudari!», «¡gudari!» [soldado], mientras ondeaban las ikurriñas y las pancartas. La decisión de Grande-Marlaska fue ignorada por los radicales. La Guardia Civil tampoco hizo intención de actuar.


Gatza, despistado, no sabía si dirigirse primero a los que le homenajeaban o a su familia, que estaba separada de este grupo. Pero se dirigió, puño izquierdo en alto, a los que coreaban «¡gudari!». Se acercó a este grupo, que se encontraba en una zona de olivares cercana a la cárcel y acto seguido se fue a abrazar a sus familiares. Primero a su hija y luego a su mujer. Junto a ellos, la abogada abertzale y presunta integrante de ETA Arantza Zulueta, que se convirtió en la maestra de ceremonias.


Rápidamente se dirigió al asesino, le cogió del brazo y se lo llevó al vehículo que le esperaba, un Ford Mondeo gris, en el que abandonó el recinto penitenciario en dirección al País Vasco. Durante los escasos 20 metros que tuvo que recorrer por los exteriores de la cárcel, el asesino fue arropado por gritos de exaltación del movimiento etarra. De hecho, los congregados corearon consignas en favor de los presos de la banda.


Mientras, una veintena de víctimas de ETA, convocadas por Voces Contra el Terrorismo, protestaba sonoramente contra la excarcelación y pedía la cadena perpetua para los asesinos. Liderados por Francisco José Alcaraz, llevaban ante la cárcel desde antes de que llegaran los radicales. Allí se dieron cita varias víctimas de atentados tan sangrientos y distintos como el de la plaza de la República Dominicana (Madrid) o el del 11-M. Junto a ellos, Pilar Díaz, hija de un policía nacional asesinado por ETA en 1985.


Los simpatizantes de los terroristas estuvieron junto a la puerta de entrada de la cárcel. Las víctimas tuvieron que acoplarse al otro lado de la carretera, a bastantes metros de distancia de la puerta de entrada al recinto. Pese a ello, megáfono en mano, lograron que sus gritos no cayeran en el vacío.


Lo que sí había en la entrada al centro de Jaén era un importante despliegue policial. A veces no quedaba claro si era para controlar a los simpatizantes de ETA o para vigilar a las víctimas. De hecho, alguno de los uniformados, con galones en el hombro, llegó a decir a las víctimas que trataran de no provocar con sus gritos a los radicales allí concentrados, petición que generó sorpresa e indignación entre los asistentes Otros, por el contrario, sin galones, lamentaron en voz baja que el autobús de los radicales no tuviera un mal viaje.


Cerca de un centenar de agentes de la Guardia Civil (más de la mitad llegados desde Madrid) controlaron en todo momento que no se produjeran incidentes. Y es que hace un año, en otro homenaje montado por la izquierda abertzale, el dispositivo de seguridad se vio desbordado ante la llegada masiva de radicales. Aquel día, los incidentes con víctimas y periodistas se multiplicaron. Ayer era una balsa de aceite en una tierra que de ese producto sabe mucho.


Los proetarras tuvieron oportunidad de reunirse con el asesino ya en carretera, lejos de los focos de la prensa no afín, cuando abrazaron y celebraron la salida de Gatza, concretamente en el kilómetro 220 de la Nacional IV. Allí se detuvo Arantza Zulueta con el asesino, esperando la llegada del autobús de los simpatizantes de ETA.
F.L